¿Quién es el hombre?, Ps. Gerardo Ampié

Esta es una pregunta muy interesante, aunque el sentido de la misma, no es propiamente como queriendo saber ¿quién es aquel que se considera un verdadero hombre?, más bien, el sentido es ¿quién es un hombre de verdad?. Por eso el salmista en dos ocasiones se pregunta, ¿quién es el hombre?

  1. ¿Quién es el hombre que teme a Jehová?

(Salmo 25:12-14). Este hombre se caracteriza por lo siguiente:

  • El Señor le enseñará el camino que ha de escoger.
  • Gozará de bienestar.
  • Su descendencia heredará la tierra.
  • Tendrá comunión intima con Dios.
  • Conocerá el pacto de Dios.

Wow!!! No sé tú, pero yo anhelo ser de ese tipo de hombres, de los que temen, es decir, obedecen y honran a Dios. En un 100% está seguro que esta clase de hombres, no fallará, no errará al blanco, no tropezará.

Disfrutará de bienestar sin límites. Su descendencia habitará segura sobre la tierra, a causa del legado espiritual que él deje para los suyos. Dios le revelará Su consejo secreto en una íntima relación con ese hombre, como hizo con Abraham, Moisés y muchos otros más.

  1. ¿Quién es el hombre que desea vida, que dese sea muchos días para ver el bien?

(Salmo 34:12-14). Este hombre se caracteriza por lo siguiente:

  • Guarda su lengua de hablar mal.
  • Guarda sus labios de hablar engaño.
  • Se aparta del mal y hace el bien.
  • Busca la paz y cuando la haya, la sigue.

Este otro tipo de hombres, es también muy singular, porque revela el carácter de un hombre de verdad. Prudente en su hablar, dispuesto a hablar siempre con la verdad, aun a costa de su propio beneficio o intereses.

Aparta sus pasos del mal y tiene como principio de vida, hacer siempre el bien y no por conveniencia, porque ya es práctica cotidiana. Busca, persigue, anhela la paz, y cuando la haya se aferra a ella, y esa paz que necesita la encuentra solamente en Dios.

Podemos observar que este tipo de hombres, habla sólo lo recto, está comprometido a hablar de las cosas de Dios. Es cuidadoso con sus palabras y sabe que la receta correcta que, tener conversaciones prudentes traen consigo la promesa y el beneficio de una larga vida.

Hagamos nuestra la siguiente oración: Señor, te ruego que me muestres tus caminos y me enseñes tus sendas. Te pido que me guíes en tu fidelidad. Tú eres mi salvación, y espero confiadamente en ti.

 

P.Gerardo Ampié